“…… ¿por qué entonces seguimos buscando un caudillo, un salvador? (entrevistadora) …… Creo que, efectivamente, en América Latina hay muchas sociedades que buscan al papá que no tuvieron en la familia y que tampoco lograron recuperar en algún espacio social, y tratan de encontrarlo en la política. Esperan que el gran caudillo los proteja.” (1) |
Las y los trabajadores de la salud mental tenemos la tarea impostergable de vincular los fenómenos sociales, masivos, con las ocurrencias del mundo psíquico de las personas y de los grupos, y éstas con la vida diaria individual, familiar, escolar, laboral, etc.
En esta oportunidad nos proponemos ver qué lazos hay – en relación a la paternidad – entre hechos que aparentemente están en el espacio exclusivo de lo privado, lo individual o familiar, y, constataciones que han sido y son una preocupación para las peruanas y peruanos, por su importancia fundamental en la situación en la que se encuentra el país y la manera que como población tenemos de construirlo.
Nos referimos a las diversas formas en que una cantidad importante de padres incumple sus funciones con sus hijas e hijos y la relación de esas situaciones con la actitud reincidente de un número significativo de población peruana en edad de votar que elige y desea reelegir personas con perfiles autoritarios, sin respaldo consistente de grupos y trayectorias políticas, ni propuestas enmarcadas en un profundo respeto a la democracia.
Este incumplimiento de funciones de parte de los padres a los que nos referimos va desde el no reconocimiento legal de sus hijas e hijos hasta el abandono total de ellas y ellos, pasando por el no sustento material (alimentación y otros), falta de participación en su crianza o falta de demostraciones de afecto, entre otras expresiones.
Para darnos una idea de la magnitud del problema mencionaremos datos del MIMDES, precisando – como para todas las estadísticas de este tipo de situaciones – que las cifras reales suelen estar ocultas y por supuesto son significativamente mayores.
- En promedio el 18 por ciento de las niñas y niños nacidos anualmente no cuentan con un registro de nacimiento (Ministra de la Mujer, Lima, 14 de marzo de 2006).
- Un 24% de los niños y niñas no son reconocidos por sus papás. Un 35% de los niños y niñas no reciben sostén material o se encuentran en situación de abandono por parte de los padres, siendo la madre la que debe mantener a los hijos e hijas. (2)
En relación a la presencia de los padres, apreciada desde la mirada de sus hijos e hijas, nos parece útil exponer los resultados de un concurso realizado hace treinta y tres años por el Movimiento Familiar Cristiano. Fue hecho a 40,000 estudiantes de secundaria de Lima Metropolitana y se publicó el resultado de 400 respuestas, que a juicio de las y los autores eran representativas de la totalidad. Véase especialmente los grupos dos y tres con la mención de “muy numeroso” y “También numeroso”. Respecto a esta información queremos decir que la situación actual no ha mejorado en relación a esa época, sino por el contrario, ha empeorado significativamente. CEDAPP en estos momentos se encuentra comprometido con la réplica de esa experiencia.
1. Un primer grupo: “…que ve a su padre como una persona correcta, responsable, cumplidora de sus obligaciones, que mantiene diálogo con su esposa y con sus hijos, que les demuestra comprensión y cariño, que les ayuda en todo lo que está a su alcance…”
“Los alumnos de este primer grupo sienten hacia su padre profundo respeto y cariño.”
2. Un segundo grupo: “…muy numeroso ven a su padre como a una persona absolutamente irresponsable, en muchos casos cruel, que no se preocupa de las necesidades del hogar, generalmente alcohólico, que maltrata a sus hijos y a la madre sin motivo.”
3.Un tercer grupo: “También numeroso ha revelado que sencillamente no ven a su padre, algunos ni siquiera lo conocen porque abandonó a la mamá desde que eran muy pequeños o se han divorciado.”
4.Un cuarto grupo: “Ve a su padre como un “personaje importante” gerente de oficina o empresa industrial o destacado profesional , que vive absorbido por el trabajo, la vida social , los compromisos y que no dispone de tiempo para conversar con sus hijos.” (3)
Hasta aquí aspectos de la realidad que nos convoca, pero ¿cómo se vincula esta realidad con nuestra actuación como colectivo, como seres políticos?. Freud a fines del siglo XIX e inicios del XX ya mencionó el rol fundamental que cumplían los padres en la vida psíquica de sus hijas e hijos, dándoles la tarea de favorecer una saludable separación de la madre e ingresar al mundo “público” respetando normas y haciéndose respetar. Como diríamos ahora, ejerciendo adecuadamente su ciudadanía. Posteriormente, ha habido muchos aportes, de los que citaremos algunos que nos parecen centrales para la tarea de esta oportunidad:
“Pederson y Robson (1969) sostienen que los niños perciben de modos distintos a ambos padres y encuentran un apego diferenciado a la temprana edad de 8 meses. Burlingham observó diferencias significativas en el juego de las madres y de los padres así como el modo en que se aproximan físicamente a ellos, lo cual redunda en distintos tipos de estimulación positiva de ciertas capacidades como la conciencia corporal y la capacidad de modular la agresión. El padre permitiría mayor agresión en los juegos a diferencia de la madre que reprime manifestaciones de agresión.
Estas y otras investigaciones (Burgner, Loewald, Campbell y Glasser) resaltan las consecuencias psicológicas de la ausencia del padre y la vinculan con deficiencias en el desarrollo cognitivo, las configuraciones perversas, deficiencias en el desarrollo de la mentalización y el desajuste psicosocial (marginalidad, psicopatía, criminalidad etc.)”. (4)
Sabemos también que si las dificultades o heridas de nuestro mundo psíquico – especialmente cuando son severas – no son tratadas, es probable que repitamos de diversas maneras con nuestra prole el daño que nos hicieron. Por eso no se trata de culpar, se trata de reflexionar sobre la situaciones mencionadas y hacer verdaderos esfuerzos, individuales y colectivos para afrontar estas situaciones.
Finalmente, queremos saludar a todos los padres, especialmente a aquellos que teniendo huellas profundas de dolor luchan día a día por ejercer de la mejor manera su rol con sus hijos e hijas, buscando apoyo en muchos casos, tal como tenemos el privilegio de apreciar tanto en la consulta individual como en el trabajo grupal y comunitario.
María Emilia Filomeno
Directora General
CEDAPP